Por Orlando Cadavid Correa
Por primera vez en sus sesenta y cinco años de historia, la tradicional Feria de Manizales vivirá una paupérrima edición, que llamaremos la de los bolsillos sangrantes por culpa de la catastrófica pandemia que ha puesto al mundo patas arriba.
La última semana del año 2020 y la primera del 2021 serán de ingrata recordación en la ciudad que hizo las ferias en América por la cancelación de la temporada taurina con sus corridas de postín, el reinado internacional del café y los atractivos desfiles tan llamativos como los de las carretas del rocío y la procesión nocturna de la Virgen de La Macarena, en la que las principales figuras de la torería mundial llevaban en andas la venerada imagen.
Sin apertura del evento, no habrá, obviamente, la lectura del famoso “Pregón de la Feria”, del doctor Roberto Cardona, y las bandas silenciarán los instrumentos que por primera vez en seis décadas y media no entonarán el majestuoso pasodoble que el inolvidable don Ramón Ospina bautizó “El himno taurino de América”. No habrá tampoco corridas de toros. Los tendidos permanecerán desiertos y cerradas tal vez para siempre las puertas de la monumental plaza del barrio La Castellana. Los toros han sido por más de seis décadas el torrente sanguíneo de la Feria.
Serán cuantiosísimas las pérdidas que padecerá la economía regional por el lamentable receso del certamen anual, encabezada por la de la hotelería local. El paro obligatorio golpeará a millares de familias acostumbradas a derivar su sustento de la celebración anual, como ha sucedido ya con las de Bogotá (con altibajos), Medellín y Cartagena. ¿Qué irá a pasar con la “Cañaveralejo” de Cali?
En ninguna esfera de la comarca tuvo eco una propuesta emanada tímidamente del sector oficial para que la Feria se realizara a mediados del año venidero. Enero ha sido y será siempre su mes inamovible.
Mientras tanto, como “al caído, caerle”, en el Capitolio Nacional se abre paso un proyecto de ley que prohíbe la tauromaquia en todo el territorio colombiano. Ésta es, sin duda, la espina dorsal del sexagenario evento manizaleño.
El sector parlamentario antitaurino busca prohibir en el país, además, las becerradas, las novilladas y las tientas, así como también indica que el Gobierno debe acompañar en los seis meses siguientes a la promulgación de la ley la reconversión de la actividad económica de quienes se dedican a esta actividad.
El Concejo de Bogotá aprobó un proyecto para desincentivar las corridas de toros en la capital colombiana, medida que no elimina la temporada pero restringe el uso de recursos públicos para su desarrollo y prohíbe la muerte de los astados en la plaza.
La iniciativa también eliminó el uso de elementos como la espada, la pica y las banderillas, y redujo a la mitad las fechas de la temporada anual, que tiene lugar entre febrero y marzo.
La apostilla: La agencia española EFE señala que las plazas de toros de Bogotá, Cali y Manizales son de las pocas que se mantienen en actividad en Colombia.