Pareciera que no hay presidente designado
Por Elkin Mesa

Lo mejor de la posesión del presidente designado el 7 de agosto de este 2018 es que pareciera que no hubiera pasado nada, que no hubiera llegado nadie, porque hoy día tanto los comentaristas nacionales como las mejores internacionales se están ocupando más de dimensionar lo hecho por Santos como un estadista que gobernó para el futuro que de pararle bolas a lo dicho por el candidato de los rezanderos de lo malo.
Y tienen toda la razón, es más prudente discernir sobre lo realizado por Juan Manuel Santos en el campo de la paz que empezó a construir con Farc, en la educación mejorándole el lugar en el presupuesto nacional, igual que la salud ,en la vivienda con 270 mil unidades sin ningún costo para sus pobladores, en la creación de empleos dignos y en la difusión de muchos aires culturales, además del desarrollo vial para transportes pesados y campesinos necesitados de carreteras terciarias para sacar sus productos al mercado.
De eso no hizo nada el líder de los rezanderos en 8 años de estar en la Casa de Nariño, mintiendo con su falsa seguridad democrática.
Y es muy posible que esa pueda ser la misma suerte del país con el presidente designado. Y que sea tan deficiente en el puesto como lo fue el hijo de Misael.
Terminado el discurso, contra lluvias y vientos ordenados por San Pedro como anuncio de lo que puede venir, los periodistas de política no sabían cómo titular sus escritos porque no se había producido ningún anuncio de trascendencia ni hecho argumentación alguna pudiera sacudir el pensamiento de los escuchas. Lo que habían soportado todos mientras buscaban que sus paraguas no fueran destruidos por el cuasi huracán tenía la fachada de discurso de plaza de mercado ocupándose de carteles que podrían conformar anuncios de un sancocho de recompensa para todos aquellos que desde sus cuarteles pusieron votos para la elección presidencial.
Lo único preocupante que pudo percibirse fue la complacencia que tendría el presidente designado con una rebaja en los impuestos a los ricos dizque para que puedan crear empleos, de la mano de una invocación para que le gente que lo eligió se abstenga de participar en protestas sociales, que se deje nivelar por lo bajo como querrá hacerlo el salvaje ministro de hacienda de sus querencias.
Un tango de Gardel decia:
“Silencio en la noche, ya todo está en calma, el músculo duerme, la ambición descansa”.
Yo diría no que descansa sino que está preparándose en los cuarteles de Macías.